Desde hace muchos años, aunque profesionalmente mi especialidad son los perros y gatos, los animales marinos son uno de mis intereses. He viajado a distintos lugares del mundo para poder observarlos y disfrutar con ello. Me preocupa su bienestar y procuro apoyar a personas o entidades que luchan para protegerlos.
Recientemente, el Colegio de Veterinarios de Barcelona organizó recientemente una visita a la Fundación CRAM. La fundación CRAM es una entidad privada, sin ánimo de lucro, destinada a la conservación y recuperación del medio marino y sus especies amenazadas.
Este centro fue creado en 1994 por impulso de Fernando Alegre Ninou, al cual conocí como veterinario de pequeños animales y que consiguió tras enormes esfuerzos reorientar su actividad a los animales marinos, en la costa de Barcelona.
Gracias a él fue creado el CRAM (Centro para la Recuperación de Animales Marinos), y desde 1994 lleva desarrollando una gran labor en pro de estos animales y el medio marino.
Uno de los animales marinos amenazados por la pesca dada su captura accidental es la tortuga boba (Caretta caretta). Os hablaré de ella y podréis ver imágenes de las que viven en este centro.
Las tortugas marinas son reptiles de la clase Saurópsida, familia de los
Quelonios (Cheloniidae). Es decir, son tortugas que están adaptadas a la vida
acuática. Las tortugas marinas son reptiles que solamente salen al medio
terrestre para realizar la puesta y ésta se realiza en unas pocas playas de las
regiones subtropicales y templadas del planeta, en todos los océanos y mares.
Existen 7 especies de tortugas marinas, y todas ellas están amenazadas
debido a la destrucción de su hábitat, la pesca accidental (pero también la
comercial en algunos lugares y la extracción de huevos de los nidos para
consumo humano), la competencia por los recursos con los seres humanos, la
contaminación y el cambio climático.
En general se caracterizan por presentar unas extremidades anteriores y
posteriores transformadas en forma de aletas, que les permiten nadar
ágilmente y realizar de esta manera migraciones tanto a la zona de alimento
como a la zona de reproducción, anidación y puesta. Además, presentan el
cuerpo claramente divido en dos partes: el plastrón, situado en la cara ventral
del animal, y el caparazón en la cara dorsal, el cual está formado por placas
óseas que le dan rigidez y protección. A diferencia de las tortugas terrestres,
éstas han perdido la capacidad de retraer la cabeza y las extremidades dentro
del caparazón, aunque ello les otorga un mejor hidrodinamismo.
Por lo que respecta a la puesta, las tortugas marinas desovan varias veces
durante su etapa reproductiva, pudiendo ser anual o bianualmente
dependiendo de la especie. Las arribadas, o llegadas masivas de tortugas para
anidar en las costas de las playas, suelen producirse de noche para evitar las
altas temperaturas que se registran durante el día, aunque hay excepciones.
Una vez en la playa, excavan un nido en la arena donde depositan los huevos y
después los cubren de nuevo con arena para evitar el posible ataque de
depredadores.
En el mar Mediterráneo se pueden encontrar tres especies de tortugas
marinas: la tortuga boba o Caretta caretta, la tortuga verde o Chelonia mydas y
la tortuga laúd o Dermochelys coriacea.
TORTUGA BOBA
Caretta caretta
Es la especie más abundante en el Mediterráneo, se considera omnívora ya que entre su dieta más habitual incluye cangrejos, medusas, cefalópodos y otros crustáceos y moluscos.Los individuos adultos no suelen superar los 100 centímetros de caparazón (que representa el 80% de la longitud total) y suelen pesar unos 90 kilos, aunque se han encontrado ejemplares de hasta 400 kg. La coloración es marrón con variaciones importantes entre individuos de la misma especie. La tonalidad es casi siempre más oscura en las zonas centrales del caparazón y en las capas dérmicas endurecidas de la cabeza. Se caracteriza también por tener 4 o 5 escudos y dos uñas en cada aleta.
TORTUGA VERDE
Chelonia mydas
TORTUGA LAÚD
Dermochelys coriacea
En nuestra visita a las instalaciones, pudimos contemplar a distintos ejemplares de tortuga boba recuperándose en las piscinas.
También pudimos ver distintas maquetas que muestran la anatomía de estos animales y que se utilizan con fines pedagógicos, ya que son diarias las visitas de alumnos de colegios.
Igualmente, vimos el material empleado en el rescate de delfines que varan en las playas; Fernando Alegre nos explicó que su recuperación es muy improbable, pero siempre lo intentan ya que la esperanza de tener éxito es lo último que pierden. En un rescate de este tipo, participan muchos voluntarios/as ya que deben turnarse día y noche para cuidar al animal.
Durante el último año, las aportaciones económicas se han reducido y el normal funcionamiento se ve dificultado: aún así, el tesón de los miembros de este centro consigue que los proyectos continúen.
¡Muchos ánimos y muchas gracias!
David Prandi Chevalier