El microchip es un elemento de vital importancia para la clínica veterinaria, y también para las mascotas y sus propietarios.
Se trata de un pequeñísimo dispositivo que lo ponemos debajo de la piel de nuestras mascotas (normalmente en la zona del cuello izquierdo por consenso). El microchip se implanta mediante una aguja hipodérmica, no duele y no produce ningún tipo de reacción porque es hipoalergénico.
El sistema de funcionamiento es bastante simple. Consiste en que el microchip contiene un mecanismo de memoria donde almacena un número. Normalmente este número contiene una serie de dígitos, que según el fabricante del dispositivo, sera mas largo o menos largo, el tipo de microchip que ponemos en nuestra clínica consta de un número de 15 dígitos.
Este número se caracteriza por ser único. O sea cuando ponemos un microchip a un animal, le ponemos una información única, no tiene duplicidad.
Posteriormente a aplicar el microchip, se procede a rellenar un formulario con los datos del propietario del animal (dirección, nombre, DNI etc….), los datos del veterinario que aplica el microchip, el número de éste y los datos del animal.
Este informe debidamente cumplimentado, se envía a la autoridad competente ( en nuestro caso el Colegio de Veterinarios de Barcelona), que se encarga de tener un banco de datos donde están todos los animales con chip y sus datos bien clasificados.
Otro aspecto fundamental en todo esto, es como leer el microchip. Para esto disponemos de lectores especiales que lo que hacen es detectar el microchip y nos da la lectura del número.
De esta manera si detectamos un perro perdido, robado…. pasamos el lector y si sale un número es que hay chip. Después con el número podemos acudir al banco de datos pertinente y saber los datos del propietario.
Desde 1995 es obligatorio identificar a todos los perros y gatos con microchip. La policía, ayuntamientos, perreras, etc. disponen de lectores de microchip para comprobar la identidad de los animales. Se puede multar a los propietarios que no pongan el microchip a su mascota, si paseando con ellos nos paran y ven que no lo tiene puesto.
Para finalizar quiero contar una anécdota, que ejemplifica muy bien la necesidad de que todas nuestras mascotas sean identificadas con el microchip y las ventajas que ello conlleva. Se trata de un perro de raza Shih-Tzu que llegó a nuestra clínica en muy mal estado: delgadísimo, sucio, triste….., se lo habían encontrado unos niños vagando por las calles.
Le pasamos el lector de microchip y resultó tenerlo. Anotamos el número y descubrimos posteriormente que el microchip era de Bélgica. Nos pusimos en contacto con la autoridad veterinaria de este país y nos dieron los datos de sus propietarios. Descubrimos finalmente que el perro era de una pareja de jubilados belgas, que les habían robado el perro y demás cosas de una auto caravana en la frontera de España con Francia. El reencuentro fue muy emotivo, ya que los propietarios hacía unos dos meses que les habían robado a su mascota.
Si este perro no hubiera llevado microchip hubiera sido imposible este final feliz.
Si tenéis dudas sobre este tema, no dudéis en preguntar.
Pedro Carracedo.