Toulouse es un gato macho, muy fuerte físicamente y de carácter, que vive en el barrio de Pomar de Badalona.
Toulouse no está castrado, y sale bastante a la calle: le encanta salir a la calle. El problema es que los gatos que salen al exterior están expuestos a peligros como atropellos, peleas, mordeduras, contagio de enfermedades como la Inmunodeficiencia Felina para la cual no existe vacuna.
Su propietaria llamó solicitando una visita urgente ya que lo veía muy decaído, maullaba mucho y tenía la pata delantera derecha bastante hinchada.
Para poder explorarlo, hubo que anestesiarlo, ya que no se dejaba manipular. Una vez anestesiado, le realizamos una radiografía de la pata.
Al palparle la pata, noté que había una zona endurecida cerca del codo además de la hinchazón generalizada. Decidí entonces averiguar qué era ese pequeño abultamiento duro. Corté la piel con el bisturí y…
El chico que trajo a Toulouse, el hermano de su propietaria, no se lo podía creer. Alguien había disparado a Toulouse. El bultito de lapata era un perdigón, como podéis ver en las imágenes.
Aunque parezca increíble, hay personas que hacen este tipo de cosas.
Ahora Toulouse lleva un drenaje para permitir la salida del líquido con infección durante unos días; también le hemos colocado un collar isabelino para impedirle lamer la herida y arrancarse el drenaje. Un antibiótico inyectable de larga duración y un analgésico le proporcionan cobertura y confort.
Cuando se recupere, sus dueños han decidido castrar a Toulouse para evitar gran parte de los riesgos que corren los gatos sin castrar; en efecto, una vez castrado, al cabo de unas semanas el nivel de hormona masculina en sangre bajará y sus paseos serán menos frecuentes, más cortos, y él se peleara menos con otros gatos ya que competirá menos con ellos por el territorio y las hembras ya no le interesarán.
Lo que no depende de nosotros es que existan «cazadores» de gatos. Esperemos que sean una especie en extinción.
David Prandi Chevalier
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