Dentro de éstas ocupan un lugar significativo los problemas derivados de la ingestión de cuerpos extraños que pueden encontrarse en perros y gatos de cualquier raza y edad.

El hábito de ingerir objetos no alimenticios es menos común en el gato que en el perro, aunque en los gatos puede ocurrir también, debido a su curiosidad innata y a la costumbre de jugar con ovillos, hilos, cuerda, gomas de pelo, gomas… siendo más frecuentes los cuerpos extraños de tipo lineal.